24Hrs
Tan ensordecedor como seductor, París sirve de constante inspiración a la mujer Rouje. Un collage de ideas al aire libre del que emergen siluetas «cotidianas» destinadas a vivir la ciudad de la mañana a la noche. Puertas adentro o en el exterior, la mujer Rouje se siente a gusto jugando con extremos y contrastes, despreocupada y elegante. Elige una prenda de una percha, se la pone y sale a la calle. Mezcla disonante de bocinas y carcajadas. Pasos rápidos. El crujir de las hojas que se une al repiqueteo de los martillos neumáticos. Susurros al oído... A la mujer Rouje le gusta esta mezcla demencial de estrépito y respiración, que sin embargo crean una combinación perfecta. Probablemente porque siempre es posible escapar de ella y disfrutar del silencio en casa. Basta, fuera el ruido. Es el momento de disfrutar de la tranquilidad.